Declaración de la APUCV con motivo de la celebración de los 300 años de existencia de la Universidad Central de Venezuela

El 22 de diciembre de 2021, la Universidad Central de Venezuela arribará a sus 300 años de fecunda existencia. Sin duda, es una fecha propicia para la más justificada de las celebraciones, dada la indiscutible importancia y trascendencia de la UCV en la historia de nuestro país. Sin embargo, resulta inocultable que la universidad llega a la conmemoración de sus tres siglos sumergida en lo que bien podría considerarse como la peor crisis que haya experimentado durante su dilatada tradición académica.

 

Fuente: APUCV INFORMA N0. 1171


La crisis a la que hacemos referencia está, obviamente, ligada de forma muy estrecha a la grave situación por la que atraviesa Venezuela desde hace ya muchos años, cuyas causas políticas y sus correspondientes efectos en lo económico y social, ampliamente conocidos, han sido denunciados y enfrentados de manera sistemática y decidida desde la APUCV. Los casi dos años transcurridos desde la llegada a nuestro territorio del virus SARS-Cov2 y la enfermedad que ocasiona, la COVID-19, han agudizado y profundizado la crisis.

Este complejo cuadro ha generado uno de los momentos de mayor desmovilización en la historia de la universidad, dadas las condiciones de agónica supervivencia cotidiana a la que estamos sometidos todos los integrantes de la comunidad universitaria.  A pesar de ello, en medio de las más terribles limitaciones que puedan imaginarse, la UCV, de la mano de su personal docente y de investigación,  estudiantes,  profesionales,  empleados y obreros no ha dejado de hacer esfuerzos, día tras día, para continuar honrando su tradición, seguir dejando huella en la vida nacional y superar los obstáculos impuestos por las sombras que acechan a la casa del saber, tanto desde afuera de su campus como desde adentro.

Lo que hoy en día se conoce como Educación Superior se inició en Caracas a finales de 1673 y principios de 1674 a través del Seminario de Santa Rosa de Lima. En el año 1721 este seminario se transformaría en Universidad Real y, un año después, el Papa Inocencio XIII le agregó el carácter de Pontificia. En 1725, se firmó el Acta de Instalación de la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Irónicamente, años después, en la capilla del viejo seminario se declaró la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811, siendo la universidad caraqueña Alma Mater de muchos de los firmantes del Acta de la Independencia.

Con la derrota de España en la Guerra de Independencia, la Universidad pasó de Real a Republicana y se inició su primera modernización académica e institucional. El 24 de junio de 1827, durante su última visita a Caracas, Simón Bolívar, junto al Dr. José María Vargas y José Rafael Revenga redactan los Estatutos Republicanos de la Universidad de Caracas, los que la dotan de plena autonomía, carácter secular, rentas y democracia. Dichas rentas debían servir de sustento económico a la institución y consistían en propiedades donadas por Bolívar, como las haciendas de Chuao, Cata y Tácata. Con estas nuevas normas, los títulos de Real y Pontificia fueron eliminados del nombre de la universidad, y su radio de acción dejó de ser regional,  pasando de ser Universidad de Caracas a Universidad Central de Venezuela (UCV).

Durante los siguientes cien años, la UCV graduó a importantes protagonistas de la sociedad venezolana y se mantuvo activa sin interrupciones hasta que la dictadura de Juan Vicente Gómez la clausuró durante una década, entre 1912 y 1922, con la intención de acabar con el movimiento opositor representado por los estudiantes. Las actividades políticas han sido prácticamente parte de la tradición en la UCV, convirtiéndose nuestra casa de estudios en una especie de termómetro de la popularidad de los gobiernos de turno. En consecuencia, las clases en la universidad han sido suspendidas temporalmente numerosas veces, y tanto la dictadura militar encabezada por Marcos Pérez Jiménez como el gobierno democrático de Rafael Caldera optaron por intervenirla.

La historia de la UCV ha marchado siempre de la mano con la del país. De nuestra universidad salieron los jóvenes que pelearon en La Batalla de La Victoria y varias generaciones de luchadores por la democracia. Los estudiantes que hicieron en la UCV la huelga del 21 de noviembre de 1957,  en contra de la dictadura Perezjimenista,  ayudaron luego a construir las barricadas en Caracas durante la huelga general del 21 de enero de 1958, que culminó el día 23 con el derrocamiento de la dictadura. De las aulas y laboratorios de la UCV ha surgido un pensamiento científico y humanístico que ha iluminado al país por siglos. De sus escuelas han salido Presidentes de la República, escritores, poetas, artistas, empresarios y científicos.

La universidad tiene como sus principales objetivos la búsqueda de la verdad y la construcción de conocimiento, por ello es imprescindible que sea libre de todos los poderes distintos a sí misma, sean políticos, económicos o ideológicos. Precisamente por tener fines académicos y formativos, la Universidad tiene que ser un espacio de encuentro respetuoso y fraterno de todas las corrientes del pensamiento. Ahí radica la importancia de preservar a toda costa la autonomía universitaria y defender la independencia y libertad del pensamiento universitario frente a cualquier Gobierno y a cualquier ideología.

Las últimas dos décadas han representado para la UCV el recrudecimiento de tensiones históricas, así como la aparición de elementos coercitivos y restrictivos de su actividad nunca antes vistos. De esa forma, el régimen autoritario ha desplegado una agresiva estrategia de eliminación de las atribuciones autonómicas de la universidad y al día de hoy no es una exageración afirmar que nuestra Alma Mater celebrará el aniversario 300 de su creación bajo una intervención de facto, la cual tristemente no ha contado con una estrategia para enfrentarla por parte del máximo organismo de dirección universitaria. Por tal razón, ese rol orientador ha recaído en la Asociación de Profesores.

Desde el punto de vista formal, la autonomía implica la posibilidad que debe tener una universidad para crear sus propias normas,  legislar sobre sus propios asuntos, organizarse de la forma que mejor le convenga, y elegir a sus autoridades. La universidad debe poder nombrar y remover a su personal académico, seleccionar a sus estudiantes, diseñar sus propios planes de estudio, expedir constancias, certificaciones y títulos y, sin duda, lo más importante desde el punto de vista de la construcción y transmisión del conocimiento, garantizar a sus profesores el ejercicio pleno de la libertad de cátedra. Los aspectos financieros y presupuestarios están referidos a la posibilidad de que la universidad pueda disponer libremente de su patrimonio, al tiempo que elabora y controla su propio presupuesto.

Pero una autonomía efectiva necesita algo más que lo señalado en estas definiciones formales, supone también que la organización de la universidad sea una que asegure a sus miembros una participación importante en los procesos de toma de decisiones. Este es el fondo de todo el asunto. Es decir, debe existir una interrelación real entre la producción de conocimiento, las dinámicas de enseñanza-aprendizaje y la idea misma de la auténtica democracia, entendido todo esto como la necesidad constante del cambio, en equivalente medida al desarrollo de los procesos de cambio en la sociedad.

Es precisamente en este último punto en donde se ha producido el más grave retroceso autonómico hasta ahora, como resultado de las acciones anti universitarias del régimen  y la actitud escasamente proactiva de quienes dirigen la institución para movilizar a sus miembros y defenderla.

Ante los reiterados intentos de obligarnos a violar la Carta Magna, la APUCV ha actuado en su defensa y en tal sentido convocó a una consulta,  cuyos resultados arrojaron un abrumador rechazo a la posibilidad de acoger la resolución 0324 y respaldaron la convocatoria a elecciones en el marco de la Ley de Universidades vigente.

Recientemente, el Consejo Universitario  realizó un simulacro de consulta que inducía a votar por una propuesta que en realidad implicaba la aplicación del artículo 34 A de la LOE. Así, lo que  debió ser convocado como un acto de rebeldía ante el régimen autoritario y de reivindicación de las facultades autonómicas de la universidad, fue transformado en un intento planificado para modificar el Claustro.  La consulta adoleció de un debate de ideas y el acto de “votación” estuvo signado por una abrumadora abstención, pues esta ocurría en el marco de una universidad desmovilizada  y en el contexto de una pandemia. Entre quienes participaron, el 75% rechazó la modificación del Claustro. Al acto acudieron 859 profesores, entre activos y jubilados, y 1197 estudiantes. Ambos sectores dijeron NO y la opinión de los docentes fue similar a la expresada en la  consulta previamente realizada por la APUCV.

Cuando nos encontramos a pocos días de la histórica fecha del 22 de diciembre, nadie puede negar la necesidad de múltiples y urgentes cambios. La modernización de la universidad reviste una trascendencia tal que la misma debe ser el resultado de un amplio debate en todas las instancias de su vida académica, laboral y gremial. Debe ser un estímulo para la recuperación de la verdadera autonomía.

A partir del año 2007, la Asociación de Profesores de la UCV se ha convertido en un referente gremial a nivel nacional. Su sede ha sido centro del debate de ideas de toda naturaleza y su liderazgo la ha  convertido en un actor político-gremial, al promover y organizar, junto con otros actores el esperanzador acto “Venezuela Unida no se rinde”.

Desde el año 2008 la APUCV ha enmarcado su actuación en los principios contemplados en el artículo segundo de nuestra Constitución, convertida hoy en letra muerta.

Con motivo de la celebración de la creación de la Universidad Real, hoy convertida en Universidad Central de Venezuela, vaya nuestro más sentido reconocimiento a todo el talento humano de nuestra institución y, particularmente al cuerpo docente. En su defensa hemos actuado cuando se han violado sus derechos individuales y colectivos.

Tenemos pendiente que las autoridades universitarias respeten las leyes y acaten lo establecido en nuestro Reglamento de Jubilaciones y Pensiones, que establece la coadministración de su patrimonio, hoy manejado ilegalmente por la Administración del Rectorado.

Igualmente, recibir información transparente sobre la desvalorización del portafolio de inversiones, en cerca de diez millones de dólares, y resolver lo ateniente a la ilegal compra de CEDIVI. Todos estos aspectos son sombras internas que estamos en la obligación de enfrentar.

El 2022 será un año de lucha, pues el régimen anuncia una nueva Ley de Universidades y un Reglamento Electoral.  Pero también lo será de un arduo trabajo para mantener con vida al Instituto de Previsión del Profesorado, cuya supervivencia ya no depende de los menguados  aportes del Estado con la Seguridad Social.

Comprometidos con los valores democráticos, ratificamos nuestra disposición por realizar las elecciones de la Junta Directiva de la APUCV, su Tribunal Disciplinario y la Comisión Electoral, en el primer semestre del próximo año.

Este 22 de diciembre, al celebrar el 300 aniversario del inicio de la tradición educativa que condujo a la creación de la Ilustre Universidad Central de Venezuela, la APUCV reafirmará su compromiso irrenunciable por la libertad, la democracia y la autonomía. Saludamos fervorosamente a todos nuestros colegas en la histórica fecha que nos colma de legítimo orgullo ucevista.

En la ciudad de Caracas, a los dieciséis días del mes de diciembre de 2021.

Junta Directiva de la Asociación de Profesores de la

Universidad Central de Venezuela

INSTITUTO DE PREVISION DEL PROFESORADO DE LA UCV

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